Cruz Roja celebra hoy en los Claustros de Santo Domingo su primer ‘Día de la Banderita’ sin huchas para dar las gracias a los jerezanos

La solidaridad de la población jerezana ha permitido a Cruz Roja atender a decenas de miles de personas  en situación de vulnerabilidad durante el año y medio de pandemia que llevamos vivido. Por ello, la Organización quiere dedicar su tradicional Día de la Banderita, que se celebrará próximo 21 de octubre en toda Andalucía, a dar las GRACIAS: en lugar de pedir donaciones, el voluntariado de Cruz Roja se lanzará a la calle para agradecer a la ciudadanía.

Será, por tanto, el primer Día de la Banderita de la historia de Cruz Roja sin huchas. Tampoco habrá mesas petitorias repartidas por las ciudades: por ejemplo, en la Jerez la celebración del Día de la Banderita se concentrará los Claustros de Santo Domingo, donde se creará un “circuito solidario” para mostrar todos los proyectos sociales y humanitarios que Cruz Roja lleva a cabo con las personas vulnerables, con talleres, ponencias y actividades diversas.

 
A pesar de las novedades, el personal de la Organización seguirá colocando las tradicionales pegatinas o “banderitas” en las solapas de quienes se acerquen a esta “fiesta de la Solidaridad”. Así la ha definido Jesús Rodríguez, el presidente Cruz Roja en Jerez, que ha destacado que “El esfuerzo de las personas voluntarias, el compromiso de nuestros socios y socias, la gran generosidad donanes y empresas colaboradoras, y el apoyo de las administraciones públicas han hecho posible que Cruz Roja haya dado una respuesta histórica a una emergencia inédita.

Actualmente, la Asamblea Local de Jerez cuenta con más de 658 personas voluntarias y 3.600 personas y empresas socias que contribuyen a sostener los proyectos sociales, de educación, de orientación laboral y formación que desarrolla Cruz Roja en Jerez: en el año 2020, un total de 13.900 personas participaron en este tipo de programas. De todas ellas, más de 10.900 personas recibieron algún tipo de atención dentro del Plan Especial Cruz Roja Responde, que se puso en marcha con el inicio del primer estado de alarma para reducir las consecuencias de la crisis provocada por el coronavirus.

El Plan Cruz Roja Responde incluía ayudas urgentes para la compra de alimentos y productos de higiene, dirigidas a aquellas familias que se vieron de la noche a la mañana sin recursos; pero también contemplaba acciones para mejorar la educación en la infancia que se vio confinada: como la entrega de tablets y puntos de acceso a internet; medidas de mejora en la búsqueda de empleo, para seguir orientando y formando de manera ‘online’ a las personas desempleadas; y muchas acciones de apoyo psicosocial y acompañamiento en un momento crítico para quienes sufrían los estragos de la enfermedad.

Además del Plan especial frente al COVID 19, Cruz Roja mantuvo la actividad en prácticamente todos los programas, la mayoría de ellos adaptados a las nuevas circunstancias y restricciones que impuso la pandemia. Por ejemplo, los proyectos dirigidos a la atención de las personas mayores se transformaron para que el voluntariado pudiera seguir al lado de las participantes sin ponerles en riesgo: a través de acompañamientos telefónicos, el envío a sus domicilios de actividades de memoria, medicinas y alimentos; y sobre todo, un seguimiento continuo de su estado anímico, emocional y de salud. Conforme ha avanzado el tiempo, las actividades en grupo con las personas mayores se han recuperado para seguir fomentando un envejecimiento activo que supere otra gran pandemia silenciosa: la soledad.

También el Plan de Empleo, dirigido a las personas con dificultad para acceder al mercado laboral, tuvo que “digitalizarse” en los primeros meses de pandemia, para recuperar poco a poco las formaciones, los talleres y las actividades presenciales conforme avanzó el tiempo. Otros proyectos, considerados esenciales, han seguido en funcionamiento desde el comienzo de la pandemia con un rigor extremo en las medidas de seguridad para evitar posibles riesgos: la protección de mujeres víctimas de violencia de género o la atención en calle de las personas sin hogar son buen ejemplo de este tipo de proyectos, cuyo voluntariado ha estado en primera línea.