En la noche de este sábado 26 de octubre al domingo 27 de octubre, a las 03.00 horas finalizará el horario de verano y de nuevo los relojes volverán a marcar las 02.00 horas en España. De este modo, se recuperará un año más el horario de invierno, de acuerdo con la Directiva Europea del Cambio de Hora que s aplica en todos los Estados de la UE.
El cambio de hora se efectúa siempre el último domingo del mes de octubre en el caso del horario de invierno, cuando el reloj se retrasa una hora, y el último domingo del mes de marzo, cuando se adelanta una hora el reloj y comienza el horario de verano.
De acuerdo con la normativa vigente, el cambio de hora de verano a invierno se produce el último domingo de octubre en toda Europa, de acuerdo a la Directiva Comunitaria del Cambio de Hora, que es de obligado cumplimiento con el objetivo de lograr un ahorro energético.
Según estimaciones del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDEA), el potencial de ahorro en iluminación podría alcanzar en torno a 300 millones de euros, el equivalente al 5 por ciento del total. De esa cantidad, 90 millones corresponde al potencial de los hogares españoles, lo que supone un ahorro de 6 euros por hogar y 210 millones restantes se ahorrarían en los edificios del terciario y en la industria.
EL ORIGEN
El origen del cambio horario se remonta a la Antigua Roma, cuando las clepsidras o reloj de agua de los romanos tenían diferentes escalas en función del mes del año que fuera. Así, en la latitud de Roma, la tercera hora tras el amanecer, la hora tertia, empezaba (usando el horario moderno) a las 09:02 y duraba 44 minutos en el solsticio de invierno, pero en el de verano comenzaba a las 06:58 y duraba 75 minutos, según relata el historiador Jérôme Carcopino.
Mucho más cercano, otro de los antecedentes del moderno horario de verano se remonta al 30 de abril de 1916, cuando, en mitad de la Primera Guerra Mundial, el gobierno alemán decidió que todos los relojes se adelantarán una hora para reducir el uso de luz artificial y ahorrar energía.
Dos años más tarde y, con el mismo propósito de ahorrar energía en el marco de la Primera Guerra Mundial, el presidente estadounidense Woodrow Wilson firmó un decreto en 1918 para adelantar la hora. No obstante, todas estas iniciativas fueron revertidas una vez que acabó la guerra.
La costumbre de atrasar el reloj en invierno y adelantarlo en verano se empezó a usar de forma generalizada en 1974, tras la primera crisis del petróleo, para poder aprovechar mejor la luz del sol y consumir menos electricidad.
FUENTE: Europa Press