La periodista sevillana Marina Bernal ha lanzadado‘Lola, el brillo de sus ojos’, nuevo libro sobre Lola Flores en el centenario de su nacimiento. La obra, pertenece a la colección ‘Vidas gráficas’ editada por Sevilla Press, supone un recorrido fotográfico por la vida de la artista.
Bernal cierra así una trilogía sobre grandes artistas andaluces, con proyección internacional, que empezó con Rocío Jurado, ‘Canta, Rocío, canta’, continuó con Raphael en su 60 aniversario ‘Soy Raphaelista’, y sigue ahora con Lola Flores.
A Lola Flores le pusieron de nombre ‘la Faraona’, porque no había una equivalencia femenina en la Roma de los césares. Nació en Jerez, en 1923 y partió desde Madrid, en 1995.
En el libro de Bernal, hay colaboraciones de Jesús Quintero, Juan y Medio, Rosa Villacastín y Charo Reina, y cuenta con un despliegue de anécdotas junto con fotografías inéditas de Lola Flores, desde la tierna infancia de la primera influencer hasta el final de su vida.
Se trata de un libro-álbum que ha gustado al ámbito de Lola Flores. Entre otros nombres, cuenta con la aprobación de Lolita, Rosario, Carmen Flores, Carmen Mateo y Mariola Orellana. La autora, quien también escribió biografías sobre Raphael y Rocío Jurado, presentó el libro esta semana en Sevilla.
Lola Flores según Marina Bernal
La autora del libro ha hablado con el medio “La Vanguardia” en el marco de la presentación de su libro en Sevilla. Del título del libro, cuenta que Jesús Quintero entrevistó a la mujer una vez y le habló de las mujeres de su generación, que ahora se operaban. Respecto de su encanto, respondió simplemente que se veía tan guapa porque el brillo de los ojos no se opera.
Así era Lola Flores. Además, era coqueta. Se quitaba años y, luego, hacía malabares para justificar las fechas, los momentos claves de su vida profesional. Decía que era gitana, también, pero era una pura ilusión. Según sus hijas, convertía las cosas en verdad a fuerza de repetición.
“Sin mí no vas a ser nada”
De su amor con Manolo Caracol, cuenta ella misma antes de partir que fue una época difícil en su vida. Entre idas y vueltas, todo culminó con una marcha a América, que supuso el fin de una relación con un hombre que siempre que podía le decía que, sin él, no sería nada. Qué equivocado que estaba.
Con quien terminó casándose fue con Antonio “el Pescaílla”, un gitano que garantizó que Lola, amante de ese mundo, a falta de ascendencia, tuviera descendencia gitana. La cultura gitana la abrazó de inmediato.
Artista de artistas
Lola no se dedicó a ninguna disciplina en concreto. No era la mejor en las artes, pero era imperdible. Siempre cobijaba artistas, siempre reconocía el talento ajeno. Toda su descendencia se dedica al arte. Era multifacética e hipnotizante. Tik tok está lleno de sus frases. Abundan videos de ella en las redes sociales. Se movía rápidamente para entender el mundo.
Hoy, que el mundo gira tan rápido, la clave es ser un poco Lola Flores: adaptarse. Sobrevolar las cosas, ser camaleona. La faraona de Jerez así lo ha hecho durante casi un siglo y, así, se ha estampado en la historia española con una gracia incomparable.
(Información de Sevilla Press)