CONFIRMADO | D. José Rico Pavés será nombrado este miércoles como Obispo de Asidonia-Jerez

Como director del Secretariado de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la fe (sustituyó a Martínez Camino), fue el protagonista de algunos procesos contra teólogos, como el de Andrés Torres Queiruga

También fue el responsable de la investigación contra la sociedad secreta El Yunque y sus vínculos con grupos ultracatólicos como HazteOir

Tras el nombramiento de Pavés, Ginés García Beltrán tendrá las manos más libres para poder elaborar un programa pastoral sin tutelas del pasado, y centrarse en una diócesis, de las más jóvenes de Europa, a la que llegó hace apenas tres años

El Obispado de Getafe ha anunciado (con más de 24 horas de antelación) una convocatoria de prensa «en la que se abordarán cuestiones de actualidad en la vida de la Diócesis»

Llevaba mucho tiempo en las quinielas. De salida. Ahora, por fin, consigue una diócesis residencial. El Obispado de Getafe ha anunciado (con más de 24 horas de antelación) una convocatoria de prensa «en la que se abordarán cuestiones de actualidad en la vida de la Diócesis», y en la que participarán el obispo titular, Ginés García Beltrán; y el auxiliar, José Rico Pavés. ¿Qué será? La marcha de éste como obispo de Jerez, sustituyendo a José Mazuelos, actual prelado de Canarias.

Se pone así fin a un año de sede vacante en la diócesis andaluza, y se continúa con el proceso de cambio de sedes en el sur (Huelva, Sevilla, Almería…). El futuro obispo de Jerez nació en 1966 en Granada, y se ordenó en Toledo, donde coincidió con otros actuales obispos. 

José Rico Pavés, Nació el 9 de octubre de 1966 en Granada. Realizó sus estudios eclesiásticos en el Seminario Mayor San Ildefonso de Toledo entre 1985-1987 y 1989-1992. Durante estos años residió en el Seminario para vocaciones adultas Santa Leocadia de Toledo, donde entre 1987 y 1989 siguió un curso de espiritualidad y otro de lenguas eclesiásticas. Fue ordenado sacerdote el 11 de octubre de 1992, en la Catedral de Toledo. Es Licenciado en Teología Dogmática por la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma (1994) y Doctor en Teología Patrística (1998), obteniendo la medalla por la tesis.

Ha desarrollado su ministerio sacerdotal en Granada y Toledo. En la actualidad, y desde el año 2001, es el director del Secretariado de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe de la Conferencia Episcopal Española y colaborador de la Parroquia Santo Tomé de Toledo. A nivel académico, es profesor ordinario del Instituto de Teología Espiritual de Barcelona, desde 1996, y de Teología Dogmática en el Instituto Teológico San Ildefonso en Toledo desde 1998, donde es Director desde el año 2008. Además, desde 1999, es profesor invitado en la Universidad Eclesiástica San Dámaso de Madrid.

Fue nombrado obispo auxiliar de Getafe por Benedicto XVI, el 6 de julio de 2012 y recibió la consagración episcopal el 21 de septiembre del mismo año en el Santuario del Sagrado Corazón de Jesús, en el Cerro de los Ángeles.

PRIMER SALUDO A LOS FIELES DEL OBISPO ELECTO DE ASIDONIA-JEREZ

¡Paz a vosotros!

El pasado 23 de mayo, Domingo de Pentecostés, día grande de las Fiestas en honor de Ntra. Sra. de los Ángeles, Patrona de la Diócesis de Getafe, el Nuncio Apostólico me comunicó en nombre del Papa Francisco el nombramiento como obispo de la diócesis de Asidonia-Jerez. Refiere el libro de los Hechos de los apóstoles que los discípulos y apóstoles perseveraban en oración junto a la Virgen María cuando, el día de Pentecostés, se llenaron del Espíritu Santo; Pedro entonces se puso en pie y levantó la voz: dio testimonio de Jesús el Nazareno anunciando su muerte y resurrección; traspasó con sus palabras el corazón de quienes le escuchaban y con santa audacia los llamó a la conversión. Nacía así la Iglesia, en misión. Como en aquel primer Pentecostés, en la voz del Sucesor de Pedro he reconocido el empuje del Espíritu Santo que me lleva a la Diócesis de Asidonia-Jerez para dar testimonio de Cristo Resucitado, llamar a la conversión y seguir impulsando con toda la Iglesia una nueva etapa evangelizadora.

Desde la joven diócesis de Getafe voy a la también joven diócesis de Jerez a tomar el testigo en la sucesión apostólica. Por eso, mi recuerdo se dirige agradecido, en primer lugar, al Sucesor de Pedro, el Papa Francisco, por confiarme esta nueva tarea. Con Pedro y bajo Pedro, en comunión con mis hermanos obispos, asumo esta misión con la confianza puesta en el Señor y en mi Madre la Iglesia. Mi agradecimiento se dirige, en segundo lugar, a quienes me han precedido en el ministerio apostólico: a don Rafael Bellido, primer obispo de la restaurada diócesis de Asidonia-Jerez, que hizo de su lema episcopal (“servir a Dios con alegría”) un estilo de ejercicio pastoral; al muy querido y recordado don Juan del Río, discípulo entusiasta de san Juan de Ávila, que ha dejado profunda huella con el testimonio siempre alegre de su vida y de su muerte; y a mi inmediato predecesor don José Mazuelos, tiempo atrás compañero romano de estudios, que ha hecho crecer lo que otros sembraron y ha seguido sembrando con dedicación ejemplar la semilla siempre viva del evangelio, puesta la mirada en Jesucristo Redentor de los hombres. Mi gratitud sincera también a don Federico Mantaras que ha cuidado con sabia prudencia, como Administrador diocesano, la diócesis en este último curso, especialmente complejo por la situación de pandemia que aún padecemos. Reconozco y valoro el buen trabajo de mis predecesores, consciente de incorporarme a un cauce de rica vida eclesial con la misión de recibir, custodiar y acrecentar con la Gracia de Dios lo que nuestros mayores nos han legado.

Dirijo mi saludo lleno de afecto a mis hermanos sacerdotes, colaboradores inmediatos del ministerio episcopal. Con ellos, saludo también a diáconos y seminaristas. Nada puede el obispo sin su presbiterio. Os pido que me recibáis con paciencia, que me ayudéis a ser vuestro obispo, de modo que, juntos, en la familia del presbiterio, seamos amor del Corazón de Cristo para nuestro pueblo.

Saludo de todo corazón a las personas consagradas que, en la diversidad de carismas, embellecen la Iglesia: las de vida activa y las contemplativas. Confío en unas y otras para que la Iglesia muestre toda su belleza y radicalidad: unas llevando el bálsamo de la misericordia divina a nuestros contemporáneos, especialmente a los más heridos por la adversidad; otras sosteniendo con su vida escondida en Cristo la evangelización; todas recordándonos con su consagración que hemos sido creados para el Cielo.

Recibid, en fin, mi afecto entrañable todos los fieles laicos, llamados a ser luz del mundo y sal de la tierra en el cumplimiento responsable de las tareas temporales. El mundo necesita el testimonio de vuestra vida santa para sanar las heridas de nuestro mundo y compartir con todos la alegría de creer. Cuento con todos vosotros, fieles laicos de las parroquias y hermandades, de movimientos y asociaciones de fieles, para hacer que nuestra diócesis sea cada día más sinodal, según la reiterada petición de nuestro Papa Francisco, es decir, para que todos caminemos juntos como verdadera familia diocesana, en la familia grande de la Iglesia Católica.

Mi saludo cordial se dirige también a las autoridades civiles, a quienes expreso mi deseo sincero de una colaboración respetuosa en la búsqueda conjunta del bien común y en la construcción de una sociedad más fraterna.

De los fieles de la Diócesis de Getafe, con el permiso de don Ginés, no me despido. No puedo. Me habéis arrebatado el corazón. Poniendo mi confianza en el Sagrado Corazón de Jesús, os pedí hace casi nueve años que me ayudarais a ser vuestro obispo auxiliar. Me habéis ayudado infinitamente más de lo que nunca podré y sabré agradecer. Ahora vuelvo a experimentar el desgarro que como sacerdote he vivido en otros traslados. Es el momento de hacer, de las lágrimas, oración. Sé que vuestro afecto me seguirá sosteniendo y seguiré contando con vuestra ayuda y plegaria. Contáis para siempre con la mía.

Pongo mi ministerio episcopal en manos de la Inmaculada Concepción, Patrona de la Diócesis de Jerez, a la vez que acudo a la intercesión de su Patrono, san Juan Grande, para que en el cumplimiento de la tarea que ahora la Iglesia me encomienda solo busque la mayor gloria de Dios y la santificación de los fieles que me son confiados. Pedid al Señor que me conceda ser vuestro obispo al estilo de san José: enamorado siervo de María Santísima, custodio del Redentor, trabajador servicial y padre en la sombra.

Con mi bendición y afecto, en Cristo y María.