
Este año la Fundación ha realizado diez envíos, de los que nueve se han destinado a Perú y uno a Mozambique
El balance de solidaridad de la Fundación Madre Coraje para este 2025 es muy positivo porque han enviado 108.300 kilos de ayuda humanitaria a Perú y Mozambique. Y, con ese envío, como declaran en la fundación, «estamos llevando no solo material, sino esperanza, educación y dignidad a miles de personas».
En 2025 han logrado llevar a cabo diez envíos: nueve contenedores a Perú y uno a Mozambique, gracias al apoyo de la Fundación ACS, el Ayuntamiento de Chiclana y la solidaridad de numerosos donantes particulares.
Libros y material escolar
Entre los envíos destacan más de 20 toneladas de libros y 13 toneladas de material escolar, que han reforzado la educación de niñas, niños y jóvenes en comunidades vulnerables. Además, 2.300 kilos de mantas «han llegado a quienes sufren las olas de frío, llevando calor y consuelo a quienes más lo necesitan», añaden desde la fundación.

Durante las visitas de seguimiento realizadas por Madre Coraje, han podido comprobar ‘in situ’ el impacto real de la ayuda: en la Casa del Niño y la Niña Santa Bernardita en Perú, «los libros llegaron seleccionados cuidadosamente según la edad de cada niño y niña, despertando ilusión y curiosidad», comentan.
Además, desde Las Carmelitas, también en Perú, han observado cómo la escuela infantil que gestionan crece en matrículas y mejora su gestión pedagógica, «consolidando un proyecto que cambiará vidas a largo plazo».
Estas alianzas con más de 20 años de historia demuestran que «la confianza y el respeto mutuo son la base de una cooperación que trasciende fronteras», puntalizan desde Madre Coraje.
En total, los 108.300 kilos de ayuda, valorados en 1.552.000 euros, han llegado en perfectas condiciones, «transformando materiales en oportunidades reales y reforzando la educación y el bienestar de miles de personas». A pesar de los desafíos económicos, «Madre Coraje continúa demostrando que cuando la solidaridad se organiza, la ayuda llega, el apoyo se siente y la dignidad se reconstruye», finalizan.
